Cuando llega el calor, los gatos suelen buscar los rincones más frescos de la casa, se mueven poco y descansan mucho. Pero eso no significa que no necesiten ayuda. En días muy calurosos, sobre todo en zonas como Jerez, un poco de atención extra puede marcar la diferencia entre un verano cómodo y uno agotador.
Aquí te dejo ideas simples (y respetuosas) para mantener a tu gato fresco… sin estresarlo.
Lo primero: agua limpia, fresca y en varios sitios. No basta con un solo cuenco. Mejor si están repartidos por la casa y alejados del arenero.
¿Un truco que suele gustar? Añadir un par de cubitos de hielo, o incluso ofrecer caldo natural (sin sal) congelado en moldes pequeños. ¡Muchos gatos lo agradecen!
Baja persianas durante las horas más duras y deja puertas abiertas para que el aire fluya. Si usas ventilador o aire acondicionado, genial, pero nunca directamente hacia él. Algunos gatos se tumban sobre el suelo del baño, o incluso en la ducha: déjalo que elija.
Ponle a mano toallas fresquitas o una manta refrigerante, si tienes. Y no te preocupes si cambia de sitio constantemente: está buscando su microclima ideal.
Si tu gato deja mucho pelo por casa… imagina lo que lleva encima. Cepillarle a diario le ayuda a eliminar pelo muerto y a que su piel respire mejor. Es un mimo que también refuerza el vínculo, y en verano se vuelve necesario.
No, no necesita un baño para estar fresco. Mojarlo de golpe o con spray suele provocar rechazo. Si lo permite, puedes pasarle suavemente un paño húmedo por la cabeza o el lomo, pero sin forzar. Hay gatos que lo aceptan… y otros que huyen.
Jadear, estar muy apático, babear o tener las encías muy rojas pueden ser signos de golpe de calor. En esos casos, enfría su cuerpo con paños húmedos (en axilas, ingles, barriga) y consulta con tu veterinario sin demora.
Tu gato sabe regularse. Solo necesita un hogar adaptado, agua siempre disponible y tu acompañamiento respetuoso. No se trata de enfriar su cuerpo a toda costa, sino de ofrecerle opciones y confianza para cuidarse a su manera.